El hombre
Roerich que fue, sin lugar a dudas, uno de los hombres
más extraños y valiosos que nos ha legado el último milenio, había
nacido en Rusia, en la vieja San Petersburgo, el 27 de diciembre de 1847.
Su padre, un renombrado notario; su madre, María Kalashikova, pertenecía
a una antigua familia de la nobleza rusa. Su infancia transcurrió en
Isvara, en plena naturaleza, donde a menudo, en la soledad, comenzó e
escuchar el susurro del viento iniciador y a sentir vibrar la tierra y el
cielo con el espíritu de la vida. Como Leonardo y tantos otros, Roerich
encontró en la Madre Naturaleza a su primer y único Maestro.
El 28 de octubre de 1901, Roerich contrae matrimonio con
Helen Ivanovna, hija del archiduque Chapochnikov. Ella sería su
compañera inseparable en la aventura y en la obra espiritual que más
tarde ambos emprenderían.
Abandonó su patria poco después de la Revolucíon de
octubre, y fue a instalarse, aunque solo provisionalmente en la vecina
Finlandia.
En marzo de 1919 expone en Helsinki. Este mismo año,
encuentra en Londres a Rabindranath Tagore.
En 1920, invitado por el Dr. Robert Harshe, del
Instituto de Arte de Chicago, Roerich llega a Nueva York. Presenta
exposiciones en veintinueve ciudades de América. Da conferencias, se
entrevista con grandes hombres del mundo de las artes, de la política, de
la ciencia, y entabla amistad con Huxley, Einstein y Millikan, con quienes
mantendría una nutrida correspondencia durante el resto de su vida.
Cuando ya era conocido en Europa y América como poeta,
pintor y decorador de teatro. Abandonó súbitamente una vida que parecía
volcada en la fama, y emprendió una misión de conocimiento profundo por
Asia Central, acompañado de toda su familia. ¿Por qué dejó todo por
aquel viaje?
En agosto de 1925, su expedición partía de Cachemira y
atravesaba en septiembre las cumbres de Karacorum. Desde 1928, fijó su
residencia en Nagar en el valle del río Kulu, precisamente en las
inmediaciones de Cachemira, del Ladath y el Tibet. Allí vivió pintando y
respirando profundamente el pensamiento superior hasta su muerte que tuvo
lugar en 1947.
En 1930 funda junto a su esposa Helena la Agni Yoga
Society, inspirada por los "Adeptos de Oriente". Helena Roerich
fue también la primera traductora al ruso de la obra La Doctrina Secreta
de Blavatsky.
En 1931 tiene lugar en Brujas, Belgica, la primera
convención internacional sobre el Pacto y Bandera de la Paz.
Shamballa
Shambhala es un mito que transciende de lo geográfico,
al espíritu humano; y del pasado, a la esperanza profética. Ya no es un
país, ni una edad de oro, ni un mesías individual, ni un pueblo, sino
toda la humanidad en un futuro estado de las almas, es el reino espiritual
de la belleza, en el país invisible de los inmortales, en la ciudad
mística de la Luz según las noticias recogidas por Roerich en el
corazón de Asia.
Según la tradición de toda Asia, una comunidad de
grandes sabios, los Mahatmas, viven en un paraíso de ciencia sagrada y
espiritualidad en algún lugar al norte del Tíbet, entre el macizo de
Altirtag y Kun-lum, Altai en Mongolia, Tsaidan y China, es decir, en
algún lugar del desierto de Gobi. Esta ciudad mística sería la custodia
de una tradición más antigua que la Humanidad misma. Desde ese centro
Supremo eventualmente son enviados emisarios con misiones pacificadoras o
con objeto de aportar a los seres humanos los medios necesarios para su
propia elevación. "En verdad el pueblo de Shambhala aparece de
cuando en cuando en el mundo" –le afirmó un lama a Roerich.
Cuenta Roerich que en 1924, un ilustrado lama, fiel
discípulo del fundador del Monasterio de Ghum, en la frontera nepalesa,
les dijo ante una impresionante efigie del señor Maytreya: "En
verdad, el tiempo del gran advenimiento se acerca. Según nuestras
profecías, la época de Shambhala ha comenzado ya. Rigden Jyeppo, el
Soberano de Shambhala, está preparando ya su ejercito invencible para la
batalla decisiva, y se están encarnando todos sus auxiliares y oficiales.
Mientras visitaba los santos lugares de la India, un
lama tibetano se encontró en el tren con un viejo sadhu hindú que no
hablaba tibetano. Por casualidad el lama empezó a hablarle y aunque el
sadhu le contestaba en indostano, ambos se entendían. Al contarnos el
lama esta experiencia, agregaba: Sólo en el tiempo de Shambhala se
comprenderán todas las lenguas sin haberlas estudiado: porque oímos y
entendemos no el sonido exterior, y vemos no con el ojo corpóreo, sino
con el tercer ojo, que se ve simbolizado en la frente de nuestras
imágenes: tal es el ojo de Brahama, el ojo de la sabiduría omniviviente.
En las cúspides de Sikkim, faldas de los Himalayas,
entre los rododendros en flor y aspirando el aroma del fragante balu, la
planta salutífera, un lama, semejante a una efigie esculpida medieval,
nos dijo, señalando las cinco cumbres de Kinchenjunga:
He ahí la entrada a la tierra santa de Shambhala.
Cruzando por pasadizos que atraviesan maravillosas cuevas subterráneas de
hielo, unos cuantos justos han llegado, aun en vida al sagrado lugar donde
se encierran toda sabiduría, toda gloria, todo esplendor.
Otro lama de la Secta Roja nos habló de los
maravillosos Asaras, de aspecto indostano, larga cabellera y atavíos
blancos que a menudo aparecen en los Himalayas: son "los prudentes
que saben dominar las energías interiores y unirlas con las energías
cósmicas". Según el lama, el director de la Escuela de Medicina de
Lhasa, un anciano lama ilustrado, conocía personalmente a esos Asaras y
estaban en relación directa con ellos.
Preguntamos a un lama acerca de los hombres de nieve y
respondió a su vez, en forma asombrosamente tranquila y afirmativa: A
esos hombres de nieve se les ve muy raras veces. Son los fieles guardianes
de las regiones himaláyicas, donde se esconden los Ashrams secretos de
los Mahatmas. Antaño, hasta en Sikkim tuvimos varios Ashrams de los
Mahatmas. Estos sabios Mahatmas de los Himalayas dirigen nuestras vidas,
mediante trabajo y estudios incesantes. Dominan los poderes supremos.
Suelen manifestarse como gentes comunes en diversos lugares, aquí, más
allá del océano y en toda el Asia.
En las escrituras antiguas hay indicios sugestivos sobre
una nueva era, sobre grandes avatares venideros salvadores de la
humanidad, acerca de la ciudad sagrada de Kalapa, de los esfuerzos de los
Arahates de siglo en siglo, para despertar el espíritu dormido de la
humanidad. Vemos iguales indicios en las Doctrinas de los Grandes Mahatmas
y en las escrituras y sagas referentes a Shambhala. En sáncrito, en
indostano, en chino, en turco, en las lenguas calmuca, mongólica y
tibetana y en muchas asiáticas menores se expresan las mismas ideas, los
mismos indicios respecto al Futuro.
Se aproxima una gran época. El soberano del Mundo está
listo para luchar. Muchas cosas se están manifestando. El fuego cósmico
se está acercando nuevamente a la tierra. Los planetas están
manifestando los nuevos tiempos. Pero habrá muchos cataclismos antes de
la nueva era de prosperidad. Nuevamente la humanidad será puesta a
prueba, para ver si el espíritu ha progresado lo suficiente.
Nuevamente nos aproximamos a nuestra gran Kalachakra.
Esta enseñanza de la Kalachakra, esta utilización de la energía
primaria, ha sido llamada: Enseñanza del Fuego. ¿Qué es lo que revela
Kalachakra? Es verdad, cualquiera puede lograrla. Realmente, cada uno
puede oír la pronunciación de la palabra Kalagiya. Para alcanzar este
estado, un hombre debe dedicarse enteramente a la labor creativa. Aquellos
que trabajan con Shambhala, los iniciados y mensajeros, no se sienten
recluidos, viajan por todas partes. Con mucha frecuencia, la gente no los
reconoce y a veces ellos no se reconocen entre sí. Pero llevan a cabo su
trabajo, no para su propio provecho, sino para la gran Shambhala. Todos
ellos conocen el gran símbolo del carácter anónimo. A veces parecen
ricos, y sin embargo, carecen de posesiones. Todo es para ellos, pero no
toman nada para sí.
Más allá de Kinchenjunga hay antiguos menhires del
gran culto al sol. Más allá de Kinchenjunga el lugar del nacimiento de
la Svástica sagrada, signo del fuego. Ahora, en el día del Agni-Yoga, el
elemento fuego está nuevamente entrando en el espíritu y son venerados
todos los tesoros de la tierra.
Durante la estancia de los Roerich en Yarkend, Kashgar y
Kuchar y Suelimán, un sais, apuntando a una montaña del sudeste, dijo:
Allá, detrás de esa montaña, viven santos. Abandonaron el mundo para
salvar a la humanidad mediante su sabiduría. Muchos trataron de llegar a
esa comarca, pero pocos lo lograron. Saben que hay que trasponer la
montaña; mas no bien cruzan la cima, se extravían.
Se puede advertir fácilmente que estas leyendas aluden
a Shambhala y que sus propias indicaciones geográficas apuntan a la misma
dirección que Shambhala a la de todas las Naciones.
Un lama contó que vio una gran muchedumbre de naciones,
y todas miraban hacia el Oeste. Luego, apareció en el cielo un gigantesco
jinete en un corcel de fuego, rodeado de llamas y enarbolando la bandera
de Shambhala: el propio Bienaventurado Rigden Jyeppo. Y El Mismo ordenó a
la muchedumbre que se volviese del Oeste hacia el Este.
Buriatos y mongoles ilustrados hablaron de una luz
misteriosa que brilla sobre la stupa de Khotán; de la próxima
reaparición del perdido Cáliz de Buda, así como de la milagrosa piedra,
procedente de una estrella distante, que aparece en diversos lugares antes
del Gran Advenimiento. Se dice que el Gran Timur poseyó un tiempo esa
piedra, a la que suelen llevar extranjeros completamente insospechables.
Así mismo, algunas veces ha desaparecido, para ser descubierta de nuevo
en un país completamente distinto. El mayor pedazo de ella permanece en
Shambhala, y otro circular por el mundo, conservando sus vinculaciones
magnéticas con aquél.
Se relatan leyendas interminables sobre esa Piedra. Se
afirma que el Rey Salomón y el Emperador Akbar también la poseyeron.
Estas sagas hacen pensar involuntariamente en el Lapis Exilis, cantado por
el famoso meistersinger Wolfram von Eschenbag, quien acaba su canto con
este verso:
"Und diesser Stein inst Gral Gennant!"
"¡Y esta piedra se llama el Graal!"
Quien ha viajado por las extrañas altiplanicies del
Tíbet, cuya atmósfera tiene corrientes magnéticas peculiares y raros
fenómenos eléctricos y ha escuchado a testigos presenciales y ha visto
también mucho con sus propios ojos, como les ocurrió a los Roerich,
comprende que sabe mucho acerca de los Mahatmas.
No se trata de convencer a nadie. El verdadero
conocimiento sólo ha de entrar por puertas abiertas. Si hay prejuicio,
deberán ser desarraigados por brotes interiores.
A nosotros nos importa probar, con hechos reales, en
qué inmensa extensión existe una conciencia viva y cuán vigorosamente
está pronta y dispuesta a seguir la evolución futura.
Kalagiya, Kalagiya, Kalagiya. ¡Venid a Shambhala!
La Sociedad Agni Yoga
Nicolás Roerich y su mujer Helena, tendrían la
responsabilidad de transmitir las enseñanzas del Agni Yoga.
Es en Londres donde ocurre un importante contacto con el
Maestro M. que determinará la línea a seguir en las enseñanzas. Fue en
Nueva York donde se establece la Sociedad Agni Yoga, además es donde los
Roerich alcanzan grandes logros y donde encuentran a las personas que
integran el primer grupo de estudio. De los archivos en Riga, Rusia, ahora
en poder del Museo Roerich en Nueva York, se desprende la información que
demuestra la relación de ellos en vidas previas. Fueron:
1. Sina Lichtmann
2. Maurice Lichtmann (esposo de Sina)
3. Sophie Shatran (madre de Sina)
4. Frances Gran
5. Esther Lichtmann (hermana de Maurice)
6. Louis Horch (traído por Sina)
7. Neftie Horch (esposa de Louis)
Es curioso el hecho de que los Roerich sabían las
iniciales de los hombres de las personas de este grupo antes de que se
encontraran.
Se estableció un grupo de estudios y antes de comenzar
a estudiar Agni Yoga, estudiaron conceptos que debían aprender, tales
como la jerarquía y El Maestro entre otros. En estas reuniones los
Roerich recibían los mensajes del Maestro y estos eran escritos en
libretas o N.K. los escribía en enormes rollos en letras grandes. ¡Que
dichosos eran!
Tres años después se recibió la orden de hacer el
primer libro y el material para éste se toma de aquellas librerías y de
aquellos rollos que escribieran Helena y Nicolás respectivamente. Los
libros eran publicados entre periodos de dos años, lo que daba la
oportunidad a los estudiantes de estudiar cada uno con detenimiento.
Mientras esto sucedía en Nueva York, en Rusia era distinto. Allí las
enseñanzas estuvieron prohibidas por muchos años. Esto debido a que eran
de carácter espiritual, esotérico y oculto, lo cual lo hacía
inaceptable para el comunismo dogmático. A causa de esto muchas personas
sufrieron encarcelamiento y otros sencillamente fueron asesinados.
El
tesoro del mundo: Chitamani
Enseñanzas
El Agni Yoga, en absoluto acuerdo con los más recientes
postulados de la ciencia, indica sus signos para investigar en los
elementos de la naturaleza y en las energías más sutiles. Lo que hasta
hace poco se conocía vulgarmente como doctrina del poder de la voluntad y
de la concentración, lo ha desarrollado el Agni Yoga en forma de sistema
de dominio de las energías que nos rodean. Mediante la ampliación de la
conciencia y la educación del espíritu y el cuerpo, sin aislarnos de las
condiciones de la vida actúa, este sintético Yoga edifica un porvenir
feliz para la humanidad.
El Agni Yoga enseña: "No abandones la vida;
desarrolla las facultades de tu organismo y comprende el gran significado
de la energía psíquica (pensamiento y conciencia humana) como los
supremos factores creativos".
El Agni Yoga enseña: "Personalmente responsable y
en consciente cooperación, esforcémonos en avanzar hacia la evolución
predestinada, para lo cual hemos de entender y de la responsabilidad,
dándonos cuenta de todas nuestras posibilidades".
El Agni Yoga separa la realidad de maya. El Agni Yoga
revela contra las "maravillas", encerrando los fenómenos o
manifestaciones en el reino del conocimiento positivo.
"Hay que aprender la organización de la energía
psíquica", afirma.
El Agni Yoga afirma audazmente: "Seamos sinceros y
pongamos de lado todos los prejuicios y supersticiones que no cuadran al
hombre consciente, deseoso de investigar científicamente y de adquirir
conocimientos".
En Asia la esencial Doctrina de Shambhala es
vitalísima. En esta Doctrina de los Himalayas no se exponen sueños, sino
consejos sumamente prácticos. El Agni Yoga y otros varios libros, en los
que se han dado fragmentos de esa Doctrina de vida, están muy cerca de
toda inteligencia fuerte e investigadora.
Hace algún tiempo cosa igual se dijo acerca de Oriente
y Occidente, Norte y Sur. Estas eran palabras de separación. En verdad,
¿dónde está la frontera real entre Oriente y Occidente’ ¿Y por qué
California no sería el Extremo Oriente para China?
El Agni Yoga dice:
No dividáis el mundo en Norte y Sur, ni en Oeste y
Este, mas distinguir dondequiera, entre el viejo mundo y el nuevo. El
viejo y el nuevo mundo difieren en desarrollo de conciencia y no en
aspecto exterior".
"En el nombre de la Belleza y del Conocimiento, el
muro que separa a Occidente de Oriente se ha desplomado".
Una Luz inextinguible brilla. Desde la profundidad de
Asia vibra la nota del sagrado llamamiento: "Kalagiya":
"¡Venid a Shambhala!".
Pacto y Bandera de la Paz
El pacto Roerich es una Alianza Cultural que proporciona
la fuerza necesaria para la unidad y la paz del mundo.
La humanidad está a un paso del advenimiento de sucesos
de grandeza cósmica. Ya se ha dado cuenta de que nada de lo que ocurre es
accidental. Ha llegado el momento de edificar la Cultura del Futuro.
Bajo la Bandera de la Paz, la humanidad podría seguir
su curso hacia la cultura Suprema, en una misión pacífica y poderosa: en
Hermandad. Sin duda dentro de nuestro corazón hemos sentido surgir una
oración por la Unidad, la Hermandad y la Paz. Esto puede lograrse con la
Belleza, en este momento y aquí.
Un intento de confraternización internacional, a
través del Proyecto Roerich Pact and Banner of Peace (Pacto y Bandera de
la Paz) fue inaugurado por el artista en los albores de los años treinta.
En 1931 se llevó a cabo en Brujas, Bélgica, la primera convención
internacional del Pacto Roerich. Este proyecto, lanzado en Nueva York en
las Naciones Unidas, recibió la entusiasta adhesión de Alberto I, rey de
Bélgica, Rabindranath Tagore, Maurice Maeterlink y el propio presidente
Franklin Delano Roosevelt. El citado proyecto estipula que todas las
instituciones educativas, artísticas, científicas o religiosas y que
todos los lugares que posean una significación o un valor cultural o
histórico deban ser reconocidos como centros inviolables y respetados por
todas las naciones, tanto en tiempo de guerra como de paz.
Con este objeto, un tratado fue establecido con la
finalidad de ser firmado por todas las naciones del globo. El propio
Roerich diseñó el símbolo que llegó a ser conocido como la Bandera de
la Paz y de la Cultura. Un círculo rojo con tres puntos del mismo color
insertos en un fondo blanco que representaba la protección de la cultura
en caso de conflagración, al mismo tiempo que el de las zonas neutras en
los tiempos de guerra. El símbolo aparece ya hace 9.000 años en el
período Paleolítico, pero los científicos de la NASA lo reconocen como
la forma primigenia de formación de la Galaxia: tres explosiones
simultáneas dentro de un campo gravitacional circular. Es pues, un claro
mensaje de que la formación y preservación de la Vida está
indisolublemente unida a la Paz. En nuestro pequeño planeta el símbolo
siempre ha estado ligado, a los aspectos más luminosos y positivos de la
evolución humana. Preservarlo y difundirlo con ese significado es una
labor que nos concierne a todos.
Al respecto Roerich escribió: "La Humanidad se ha
acostumbrado a la Cruz Roja. Este bello símbolo ha penetrado en la vida y
ha permitido a la existencia afirmar el concepto de humanitarismo".
La misma realización del espíritu humanitario debe rodear a la Bandera
de la Cultura. Este símbolo sagrado había sido encontrado en todas las
civilizaciones y en todos los tiempos. Es uno de los más antiguos
símbolos de la India: Chitamani, esa joya caída de los cielos semejante
al Santo Grial, se encuentra en el Templo del Cielo de PeKín, se descubre
también entre los tres tesoros del Tíbet, en el pecho de Cristo, en la
célebre pintura de Memling, en la Madona de Estrasburgo, en los escudos
de los Caballeros Cruzados y Templarios, en la espada del Cáucaso, es el
símbolo que portaba en el anillo Gengis Khan, y asimismo Rygden-Gyeppo
(el Rey de Shambhala), aparece igualmente en tankas tibetanos, en el
blasón de algunos papas, en iconos rusos, en el escudo de la villa de
Samarkanda, en antiguos objetos coptos etíopes, tibetanos, mongoles e
incluso en vestigios neolíticos.
Ningún emblema podía significar de forma tan universal
los elevados ideales de confraternización y de paz a través de la
cultura. Es también el símbolo de la Nueva Era del Corazón y será, con
toda posibilidad, muy conocido y respetado en los tiempos por venir, en
ese siglo XXI.
Esta primera Convención celebrada en Brujas suscitó un
vivo interés entre las numerosas autoridades del mundo de la ciencia y de
la cultura. En el año 1932 se llevó a cabo una segunda convención en la
misma ciudad, donde fue creada la Fundación Roerich para la Paz.
Representantes de gobiernos, civiles y militares, pensadores, humanistas y
hombres vinculados al mundo de lo religioso, asistieron a ambas
convenciones.
El 17 y 18 de noviembre de 1933, una tercera convención
tuvo lugar en Washington. Treinta y cinco naciones fueron representadas.
Un mes más tarde, los miembros de la Séptima Conferencia de la Unión
Panamericana firmaron la resolución unánimemente y aceptaron el Pacto de
la Paz. El 14 de abril de 1935, ese pacto fue firmado por el presidente de
los Estados Unidos, F. Delano Roosevelt, en la Casa Blanca, y por veinte
repúblicas de América Latina.
Henry Wallace, entonces secretario de Agricultura y más
tarde vicepresidente de los Estados Unidos, mostró un vivo interés por
la personalidad y la obra monumental de Nicolás Roerich, así como por el
legado espiritual de Oriente. Todo parece indicar que Wallace llegó a ser
su discípulo y que los Mahatmas de Asia Central veían con buenos ojos
las disposiciones humanitarias de este hombre de estado.
Por desgracia, la misión de Wallace, inspirada por el
propio Roerich y apoyada por el Invisible Colegio de los Mahatmas,
fracasó entre absurdos convencionalismos patrióticos y la estrechez de
pensamiento. En 1947, algunas cartas escritas por Nicolás Roerich fueron
utilizadas por sus adversarios para desacreditarle, acusándole
absurdamente de ¡perniciosa tendencia procomunista! El propio Hery
Wallace escribió estas palabras que revelan las enseñanza de su maestro,
y que hubieran caracterizado su obra ulterior: "La búsqueda, ya se
trate de la Palabra Perdida, del Santo Cáliz o de las posibilidades de la
era Futura, es un objetivo de suprema importancia. El resto es deber del
Karma. Pero con seguridad cada uno de nosotros es un posible Galahad.
Así, debemos luchar por el Cáliz y la Llama que lo Ilumina…".
Curiosas palabras las de este singular hombre de estado,
llenas de Verdad, de esa Verdad sempiterna que es origen y final de toda
búsqueda, individual o colectiva de los hombres. Pero los intentos
pacificadores de Roerich y de su discípulo, como los del conde
Saint-Germain o del Gran Cagliostro durante la Revolución Francesa,
sucumbieron bajo el más temible de los enemigos del hombre: el egoísmo.
El propósito del Pacto y la Bandera de la Paz
Proteger el patrimonio cultural de la Humanidad,
(ciencias, artes, religiones) y a las minorías étnicas del rechazo a que
se ven sometidos constantemente por aquellos que por ser de otra raza,
color, o por el mero hecho de pensar diferente, los marginamos o acosan y
los privan de sus derechos más fundamentales, como son, el de la libre
expresión y en muchos casos la vida.
Proteger la paz, la belleza y la armonía, y crear las
condiciones necesarias para la Nueva Era. Roerich ha enseñado a amar la
alegría del servicio, para que la conciencia humana se desarrolle, para
que se purifique el ambiente y, mediante la cultura, lucha la paz, para
toda la humanidad y para todos los tiempos.
Cultura es amor a la humanidad, es la fragancia, la
unidad y la belleza de la vida, es un poder motivador, dirige nuestro
esfuerzo hacia el estudio retraído, hacia la perfección y acumulación
de todo lo que eleva y refina la conciencia. La cultura posee
"omnipotencia como único instrumento para la paz permanente del
mundo". Es el medio para adquirir el conocimiento necesario para un
entendimiento mutuo con todos nuestros vecinos del mundo. "Conoce a
tu vecino".
Apreciar y valorar la cultura puede asegurar el
entendimiento mutuo para lograr la necesaria unidad y la paz permanente.
En realidad "la cultura no pertenece a ningún
hombre, grupo, nación ni época". Es propiedad común de toda la
humanidad y la herencia de las generaciones. Es la creación constructiva
del esfuerzo humano. Ella transciende todos los obstáculos, prejuicios e
intolerancias. Es la más elevada percepción de la Belleza y del
Conocimiento.
Sin cultura no hay verdad, no hay unidad, no hay paz. Al
mismo tiempo, la Cultura debe ser enseñada a todas las generaciones y
todas ellas deben patrocinarla. Debe ser sagrada e inviolada por la mente
y la mano del hombre. La humanidad debe dedicarse a alcanzar esa meta
benéfica.
El la actualidad, la Bandera de la Paz es una ONG de las
Naciones Unidas, fundada en 1975 y extendida por 75 países, que no
representa ninguna ideología política, credo o religión en particular,
y que ha sido distinguida por esa Organización debido a su labor a favor
de la paz en diferentes países. Así, la obra de Nicolás Roerich fue
propuesta al Nobel de la Paz en 1997, en la persona de su presidenta en la
actualidad la actriz mexicana Alicia Rodríguez. Nacida en Málaga y
exiliada en México, preside el Comité Internacional de la Bandera de la
Paz desde 1986, pretendiendo que todos adquieran un compromiso personal
con la paz en la vida práctica del día a día.
Quiero terminar con la introducción que hace el
escritor Juan G. Atienza en un artículo de Mundo Desconocido de 1979,
sobre la vida de N. K. Roerich.
Durante seis días escasos del mes de marzo de 1979, la
Universida Autónoma de Madrid organizó, con la colaboración de la
embajada de Bulgaria, una tímida exposición en homenaje a la vida y a la
obra de Nikolai K. Roerich. Antes de que transcurrieran los seis días
previstos, la exposición no tenía un solo visitante y los pocos
documentos de que constaba, pegados con esparadrapos a las paredes de la
sala, se habían caído sin que nadie se preocupase de volverlos a colocar
debidamente. Nadie –o tan pocos que su número no cuenta- había acudido
a aquella única, solitaria y silenciosa llamada de reconocimiento a uno
de los hombres más representativos del siglo XX.
Bibliografía:
- El Corazón de Asia, por Nicolás Roerich
- Shambhala, por Nicolás Roerich
- Revista Agni Yoga 1995
- La Atlántida, por Geoffrey Ashe
- El Viajero del Silencio. La incansable búsqueda de
Nikolai Roerich, por Juan G. Atienza (revista "Mundo
Desconocido" nº 49)
- Otros artículos de prensa y revistas.
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