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Nicolas Roerich, Shamballa, El Agni Yoga, La bandera de la paz

 

N. Roerich

MAULATIN

El hombre

Roerich que fue, sin lugar a dudas, uno de los hombres más extraños y valiosos que nos ha legado el último milenio, había nacido en Rusia, en la vieja San Petersburgo, el 27 de diciembre de 1847. Su padre, un renombrado notario; su madre, María Kalashikova, pertenecía a una antigua familia de la nobleza rusa. Su infancia transcurrió en Isvara, en plena naturaleza, donde a menudo, en la soledad, comenzó e escuchar el susurro del viento iniciador y a sentir vibrar la tierra y el cielo con el espíritu de la vida. Como Leonardo y tantos otros, Roerich encontró en la Madre Naturaleza a su primer y único Maestro.

El 28 de octubre de 1901, Roerich contrae matrimonio con Helen Ivanovna, hija del archiduque Chapochnikov. Ella sería su compañera inseparable en la aventura y en la obra espiritual que más tarde ambos emprenderían.

Abandonó su patria poco después de la Revolucíon de octubre, y fue a instalarse, aunque solo provisionalmente en la vecina Finlandia.

En marzo de 1919 expone en Helsinki. Este mismo año, encuentra en Londres a Rabindranath Tagore.

En 1920, invitado por el Dr. Robert Harshe, del Instituto de Arte de Chicago, Roerich llega a Nueva York. Presenta exposiciones en veintinueve ciudades de América. Da conferencias, se entrevista con grandes hombres del mundo de las artes, de la política, de la ciencia, y entabla amistad con Huxley, Einstein y Millikan, con quienes mantendría una nutrida correspondencia durante el resto de su vida.

Cuando ya era conocido en Europa y América como poeta, pintor y decorador de teatro. Abandonó súbitamente una vida que parecía volcada en la fama, y emprendió una misión de conocimiento profundo por Asia Central, acompañado de toda su familia. ¿Por qué dejó todo por aquel viaje?

En agosto de 1925, su expedición partía de Cachemira y atravesaba en septiembre las cumbres de Karacorum. Desde 1928, fijó su residencia en Nagar en el valle del río Kulu, precisamente en las inmediaciones de Cachemira, del Ladath y el Tibet. Allí vivió pintando y respirando profundamente el pensamiento superior hasta su muerte que tuvo lugar en 1947.

En 1930 funda junto a su esposa Helena la Agni Yoga Society, inspirada por los "Adeptos de Oriente". Helena Roerich fue también la primera traductora al ruso de la obra La Doctrina Secreta de Blavatsky.

En 1931 tiene lugar en Brujas, Belgica, la primera convención internacional sobre el Pacto y Bandera de la Paz.

Shamballa

Shambhala es un mito que transciende de lo geográfico, al espíritu humano; y del pasado, a la esperanza profética. Ya no es un país, ni una edad de oro, ni un mesías individual, ni un pueblo, sino toda la humanidad en un futuro estado de las almas, es el reino espiritual de la belleza, en el país invisible de los inmortales, en la ciudad mística de la Luz según las noticias recogidas por Roerich en el corazón de Asia.

Según la tradición de toda Asia, una comunidad de grandes sabios, los Mahatmas, viven en un paraíso de ciencia sagrada y espiritualidad en algún lugar al norte del Tíbet, entre el macizo de Altirtag y Kun-lum, Altai en Mongolia, Tsaidan y China, es decir, en algún lugar del desierto de Gobi. Esta ciudad mística sería la custodia de una tradición más antigua que la Humanidad misma. Desde ese centro Supremo eventualmente son enviados emisarios con misiones pacificadoras o con objeto de aportar a los seres humanos los medios necesarios para su propia elevación. "En verdad el pueblo de Shambhala aparece de cuando en cuando en el mundo" –le afirmó un lama a Roerich.

Cuenta Roerich que en 1924, un ilustrado lama, fiel discípulo del fundador del Monasterio de Ghum, en la frontera nepalesa, les dijo ante una impresionante efigie del señor Maytreya: "En verdad, el tiempo del gran advenimiento se acerca. Según nuestras profecías, la época de Shambhala ha comenzado ya. Rigden Jyeppo, el Soberano de Shambhala, está preparando ya su ejercito invencible para la batalla decisiva, y se están encarnando todos sus auxiliares y oficiales.

Mientras visitaba los santos lugares de la India, un lama tibetano se encontró en el tren con un viejo sadhu hindú que no hablaba tibetano. Por casualidad el lama empezó a hablarle y aunque el sadhu le contestaba en indostano, ambos se entendían. Al contarnos el lama esta experiencia, agregaba: Sólo en el tiempo de Shambhala se comprenderán todas las lenguas sin haberlas estudiado: porque oímos y entendemos no el sonido exterior, y vemos no con el ojo corpóreo, sino con el tercer ojo, que se ve simbolizado en la frente de nuestras imágenes: tal es el ojo de Brahama, el ojo de la sabiduría omniviviente.

En las cúspides de Sikkim, faldas de los Himalayas, entre los rododendros en flor y aspirando el aroma del fragante balu, la planta salutífera, un lama, semejante a una efigie esculpida medieval, nos dijo, señalando las cinco cumbres de Kinchenjunga:

He ahí la entrada a la tierra santa de Shambhala. Cruzando por pasadizos que atraviesan maravillosas cuevas subterráneas de hielo, unos cuantos justos han llegado, aun en vida al sagrado lugar donde se encierran toda sabiduría, toda gloria, todo esplendor.

Otro lama de la Secta Roja nos habló de los maravillosos Asaras, de aspecto indostano, larga cabellera y atavíos blancos que a menudo aparecen en los Himalayas: son "los prudentes que saben dominar las energías interiores y unirlas con las energías cósmicas". Según el lama, el director de la Escuela de Medicina de Lhasa, un anciano lama ilustrado, conocía personalmente a esos Asaras y estaban en relación directa con ellos.

Preguntamos a un lama acerca de los hombres de nieve y respondió a su vez, en forma asombrosamente tranquila y afirmativa: A esos hombres de nieve se les ve muy raras veces. Son los fieles guardianes de las regiones himaláyicas, donde se esconden los Ashrams secretos de los Mahatmas. Antaño, hasta en Sikkim tuvimos varios Ashrams de los Mahatmas. Estos sabios Mahatmas de los Himalayas dirigen nuestras vidas, mediante trabajo y estudios incesantes. Dominan los poderes supremos. Suelen manifestarse como gentes comunes en diversos lugares, aquí, más allá del océano y en toda el Asia.

En las escrituras antiguas hay indicios sugestivos sobre una nueva era, sobre grandes avatares venideros salvadores de la humanidad, acerca de la ciudad sagrada de Kalapa, de los esfuerzos de los Arahates de siglo en siglo, para despertar el espíritu dormido de la humanidad. Vemos iguales indicios en las Doctrinas de los Grandes Mahatmas y en las escrituras y sagas referentes a Shambhala. En sáncrito, en indostano, en chino, en turco, en las lenguas calmuca, mongólica y tibetana y en muchas asiáticas menores se expresan las mismas ideas, los mismos indicios respecto al Futuro.

Se aproxima una gran época. El soberano del Mundo está listo para luchar. Muchas cosas se están manifestando. El fuego cósmico se está acercando nuevamente a la tierra. Los planetas están manifestando los nuevos tiempos. Pero habrá muchos cataclismos antes de la nueva era de prosperidad. Nuevamente la humanidad será puesta a prueba, para ver si el espíritu ha progresado lo suficiente.

Nuevamente nos aproximamos a nuestra gran Kalachakra. Esta enseñanza de la Kalachakra, esta utilización de la energía primaria, ha sido llamada: Enseñanza del Fuego. ¿Qué es lo que revela Kalachakra? Es verdad, cualquiera puede lograrla. Realmente, cada uno puede oír la pronunciación de la palabra Kalagiya. Para alcanzar este estado, un hombre debe dedicarse enteramente a la labor creativa. Aquellos que trabajan con Shambhala, los iniciados y mensajeros, no se sienten recluidos, viajan por todas partes. Con mucha frecuencia, la gente no los reconoce y a veces ellos no se reconocen entre sí. Pero llevan a cabo su trabajo, no para su propio provecho, sino para la gran Shambhala. Todos ellos conocen el gran símbolo del carácter anónimo. A veces parecen ricos, y sin embargo, carecen de posesiones. Todo es para ellos, pero no toman nada para sí.

Más allá de Kinchenjunga hay antiguos menhires del gran culto al sol. Más allá de Kinchenjunga el lugar del nacimiento de la Svástica sagrada, signo del fuego. Ahora, en el día del Agni-Yoga, el elemento fuego está nuevamente entrando en el espíritu y son venerados todos los tesoros de la tierra.

Durante la estancia de los Roerich en Yarkend, Kashgar y Kuchar y Suelimán, un sais, apuntando a una montaña del sudeste, dijo: Allá, detrás de esa montaña, viven santos. Abandonaron el mundo para salvar a la humanidad mediante su sabiduría. Muchos trataron de llegar a esa comarca, pero pocos lo lograron. Saben que hay que trasponer la montaña; mas no bien cruzan la cima, se extravían.

Se puede advertir fácilmente que estas leyendas aluden a Shambhala y que sus propias indicaciones geográficas apuntan a la misma dirección que Shambhala a la de todas las Naciones.

Un lama contó que vio una gran muchedumbre de naciones, y todas miraban hacia el Oeste. Luego, apareció en el cielo un gigantesco jinete en un corcel de fuego, rodeado de llamas y enarbolando la bandera de Shambhala: el propio Bienaventurado Rigden Jyeppo. Y El Mismo ordenó a la muchedumbre que se volviese del Oeste hacia el Este.

Buriatos y mongoles ilustrados hablaron de una luz misteriosa que brilla sobre la stupa de Khotán; de la próxima reaparición del perdido Cáliz de Buda, así como de la milagrosa piedra, procedente de una estrella distante, que aparece en diversos lugares antes del Gran Advenimiento. Se dice que el Gran Timur poseyó un tiempo esa piedra, a la que suelen llevar extranjeros completamente insospechables. Así mismo, algunas veces ha desaparecido, para ser descubierta de nuevo en un país completamente distinto. El mayor pedazo de ella permanece en Shambhala, y otro circular por el mundo, conservando sus vinculaciones magnéticas con aquél.

Se relatan leyendas interminables sobre esa Piedra. Se afirma que el Rey Salomón y el Emperador Akbar también la poseyeron. Estas sagas hacen pensar involuntariamente en el Lapis Exilis, cantado por el famoso meistersinger Wolfram von Eschenbag, quien acaba su canto con este verso:

"Und diesser Stein inst Gral Gennant!"

"¡Y esta piedra se llama el Graal!"

Quien ha viajado por las extrañas altiplanicies del Tíbet, cuya atmósfera tiene corrientes magnéticas peculiares y raros fenómenos eléctricos y ha escuchado a testigos presenciales y ha visto también mucho con sus propios ojos, como les ocurrió a los Roerich, comprende que sabe mucho acerca de los Mahatmas.

No se trata de convencer a nadie. El verdadero conocimiento sólo ha de entrar por puertas abiertas. Si hay prejuicio, deberán ser desarraigados por brotes interiores.

A nosotros nos importa probar, con hechos reales, en qué inmensa extensión existe una conciencia viva y cuán vigorosamente está pronta y dispuesta a seguir la evolución futura.

Kalagiya, Kalagiya, Kalagiya. ¡Venid a Shambhala!

La Sociedad Agni Yoga

Nicolás Roerich y su mujer Helena, tendrían la responsabilidad de transmitir las enseñanzas del Agni Yoga.

Es en Londres donde ocurre un importante contacto con el Maestro M. que determinará la línea a seguir en las enseñanzas. Fue en Nueva York donde se establece la Sociedad Agni Yoga, además es donde los Roerich alcanzan grandes logros y donde encuentran a las personas que integran el primer grupo de estudio. De los archivos en Riga, Rusia, ahora en poder del Museo Roerich en Nueva York, se desprende la información que demuestra la relación de ellos en vidas previas. Fueron:

1. Sina Lichtmann

2. Maurice Lichtmann (esposo de Sina)

3. Sophie Shatran (madre de Sina)

4. Frances Gran

5. Esther Lichtmann (hermana de Maurice)

6. Louis Horch (traído por Sina)

7. Neftie Horch (esposa de Louis)

Es curioso el hecho de que los Roerich sabían las iniciales de los hombres de las personas de este grupo antes de que se encontraran.

Se estableció un grupo de estudios y antes de comenzar a estudiar Agni Yoga, estudiaron conceptos que debían aprender, tales como la jerarquía y El Maestro entre otros. En estas reuniones los Roerich recibían los mensajes del Maestro y estos eran escritos en libretas o N.K. los escribía en enormes rollos en letras grandes. ¡Que dichosos eran!

Tres años después se recibió la orden de hacer el primer libro y el material para éste se toma de aquellas librerías y de aquellos rollos que escribieran Helena y Nicolás respectivamente. Los libros eran publicados entre periodos de dos años, lo que daba la oportunidad a los estudiantes de estudiar cada uno con detenimiento. Mientras esto sucedía en Nueva York, en Rusia era distinto. Allí las enseñanzas estuvieron prohibidas por muchos años. Esto debido a que eran de carácter espiritual, esotérico y oculto, lo cual lo hacía inaceptable para el comunismo dogmático. A causa de esto muchas personas sufrieron encarcelamiento y otros sencillamente fueron asesinados.

El tesoro del mundo: Chitamani

Enseñanzas

El Agni Yoga, en absoluto acuerdo con los más recientes postulados de la ciencia, indica sus signos para investigar en los elementos de la naturaleza y en las energías más sutiles. Lo que hasta hace poco se conocía vulgarmente como doctrina del poder de la voluntad y de la concentración, lo ha desarrollado el Agni Yoga en forma de sistema de dominio de las energías que nos rodean. Mediante la ampliación de la conciencia y la educación del espíritu y el cuerpo, sin aislarnos de las condiciones de la vida actúa, este sintético Yoga edifica un porvenir feliz para la humanidad.

El Agni Yoga enseña: "No abandones la vida; desarrolla las facultades de tu organismo y comprende el gran significado de la energía psíquica (pensamiento y conciencia humana) como los supremos factores creativos".

El Agni Yoga enseña: "Personalmente responsable y en consciente cooperación, esforcémonos en avanzar hacia la evolución predestinada, para lo cual hemos de entender y de la responsabilidad, dándonos cuenta de todas nuestras posibilidades".

El Agni Yoga separa la realidad de maya. El Agni Yoga revela contra las "maravillas", encerrando los fenómenos o manifestaciones en el reino del conocimiento positivo.

"Hay que aprender la organización de la energía psíquica", afirma.

El Agni Yoga afirma audazmente: "Seamos sinceros y pongamos de lado todos los prejuicios y supersticiones que no cuadran al hombre consciente, deseoso de investigar científicamente y de adquirir conocimientos".

En Asia la esencial Doctrina de Shambhala es vitalísima. En esta Doctrina de los Himalayas no se exponen sueños, sino consejos sumamente prácticos. El Agni Yoga y otros varios libros, en los que se han dado fragmentos de esa Doctrina de vida, están muy cerca de toda inteligencia fuerte e investigadora.

Hace algún tiempo cosa igual se dijo acerca de Oriente y Occidente, Norte y Sur. Estas eran palabras de separación. En verdad, ¿dónde está la frontera real entre Oriente y Occidente’ ¿Y por qué California no sería el Extremo Oriente para China?

El Agni Yoga dice:

No dividáis el mundo en Norte y Sur, ni en Oeste y Este, mas distinguir dondequiera, entre el viejo mundo y el nuevo. El viejo y el nuevo mundo difieren en desarrollo de conciencia y no en aspecto exterior".

"En el nombre de la Belleza y del Conocimiento, el muro que separa a Occidente de Oriente se ha desplomado".

Una Luz inextinguible brilla. Desde la profundidad de Asia vibra la nota del sagrado llamamiento: "Kalagiya": "¡Venid a Shambhala!".

Pacto y Bandera de la Paz

El pacto Roerich es una Alianza Cultural que proporciona la fuerza necesaria para la unidad y la paz del mundo.

La humanidad está a un paso del advenimiento de sucesos de grandeza cósmica. Ya se ha dado cuenta de que nada de lo que ocurre es accidental. Ha llegado el momento de edificar la Cultura del Futuro.

Bajo la Bandera de la Paz, la humanidad podría seguir su curso hacia la cultura Suprema, en una misión pacífica y poderosa: en Hermandad. Sin duda dentro de nuestro corazón hemos sentido surgir una oración por la Unidad, la Hermandad y la Paz. Esto puede lograrse con la Belleza, en este momento y aquí.

Un intento de confraternización internacional, a través del Proyecto Roerich Pact and Banner of Peace (Pacto y Bandera de la Paz) fue inaugurado por el artista en los albores de los años treinta. En 1931 se llevó a cabo en Brujas, Bélgica, la primera convención internacional del Pacto Roerich. Este proyecto, lanzado en Nueva York en las Naciones Unidas, recibió la entusiasta adhesión de Alberto I, rey de Bélgica, Rabindranath Tagore, Maurice Maeterlink y el propio presidente Franklin Delano Roosevelt. El citado proyecto estipula que todas las instituciones educativas, artísticas, científicas o religiosas y que todos los lugares que posean una significación o un valor cultural o histórico deban ser reconocidos como centros inviolables y respetados por todas las naciones, tanto en tiempo de guerra como de paz.

Con este objeto, un tratado fue establecido con la finalidad de ser firmado por todas las naciones del globo. El propio Roerich diseñó el símbolo que llegó a ser conocido como la Bandera de la Paz y de la Cultura. Un círculo rojo con tres puntos del mismo color insertos en un fondo blanco que representaba la protección de la cultura en caso de conflagración, al mismo tiempo que el de las zonas neutras en los tiempos de guerra. El símbolo aparece ya hace 9.000 años en el período Paleolítico, pero los científicos de la NASA lo reconocen como la forma primigenia de formación de la Galaxia: tres explosiones simultáneas dentro de un campo gravitacional circular. Es pues, un claro mensaje de que la formación y preservación de la Vida está indisolublemente unida a la Paz. En nuestro pequeño planeta el símbolo siempre ha estado ligado, a los aspectos más luminosos y positivos de la evolución humana. Preservarlo y difundirlo con ese significado es una labor que nos concierne a todos.

Al respecto Roerich escribió: "La Humanidad se ha acostumbrado a la Cruz Roja. Este bello símbolo ha penetrado en la vida y ha permitido a la existencia afirmar el concepto de humanitarismo". La misma realización del espíritu humanitario debe rodear a la Bandera de la Cultura. Este símbolo sagrado había sido encontrado en todas las civilizaciones y en todos los tiempos. Es uno de los más antiguos símbolos de la India: Chitamani, esa joya caída de los cielos semejante al Santo Grial, se encuentra en el Templo del Cielo de PeKín, se descubre también entre los tres tesoros del Tíbet, en el pecho de Cristo, en la célebre pintura de Memling, en la Madona de Estrasburgo, en los escudos de los Caballeros Cruzados y Templarios, en la espada del Cáucaso, es el símbolo que portaba en el anillo Gengis Khan, y asimismo Rygden-Gyeppo (el Rey de Shambhala), aparece igualmente en tankas tibetanos, en el blasón de algunos papas, en iconos rusos, en el escudo de la villa de Samarkanda, en antiguos objetos coptos etíopes, tibetanos, mongoles e incluso en vestigios neolíticos.

Ningún emblema podía significar de forma tan universal los elevados ideales de confraternización y de paz a través de la cultura. Es también el símbolo de la Nueva Era del Corazón y será, con toda posibilidad, muy conocido y respetado en los tiempos por venir, en ese siglo XXI.

Esta primera Convención celebrada en Brujas suscitó un vivo interés entre las numerosas autoridades del mundo de la ciencia y de la cultura. En el año 1932 se llevó a cabo una segunda convención en la misma ciudad, donde fue creada la Fundación Roerich para la Paz. Representantes de gobiernos, civiles y militares, pensadores, humanistas y hombres vinculados al mundo de lo religioso, asistieron a ambas convenciones.

El 17 y 18 de noviembre de 1933, una tercera convención tuvo lugar en Washington. Treinta y cinco naciones fueron representadas. Un mes más tarde, los miembros de la Séptima Conferencia de la Unión Panamericana firmaron la resolución unánimemente y aceptaron el Pacto de la Paz. El 14 de abril de 1935, ese pacto fue firmado por el presidente de los Estados Unidos, F. Delano Roosevelt, en la Casa Blanca, y por veinte repúblicas de América Latina.

Henry Wallace, entonces secretario de Agricultura y más tarde vicepresidente de los Estados Unidos, mostró un vivo interés por la personalidad y la obra monumental de Nicolás Roerich, así como por el legado espiritual de Oriente. Todo parece indicar que Wallace llegó a ser su discípulo y que los Mahatmas de Asia Central veían con buenos ojos las disposiciones humanitarias de este hombre de estado.

Por desgracia, la misión de Wallace, inspirada por el propio Roerich y apoyada por el Invisible Colegio de los Mahatmas, fracasó entre absurdos convencionalismos patrióticos y la estrechez de pensamiento. En 1947, algunas cartas escritas por Nicolás Roerich fueron utilizadas por sus adversarios para desacreditarle, acusándole absurdamente de ¡perniciosa tendencia procomunista! El propio Hery Wallace escribió estas palabras que revelan las enseñanza de su maestro, y que hubieran caracterizado su obra ulterior: "La búsqueda, ya se trate de la Palabra Perdida, del Santo Cáliz o de las posibilidades de la era Futura, es un objetivo de suprema importancia. El resto es deber del Karma. Pero con seguridad cada uno de nosotros es un posible Galahad. Así, debemos luchar por el Cáliz y la Llama que lo Ilumina…".

Curiosas palabras las de este singular hombre de estado, llenas de Verdad, de esa Verdad sempiterna que es origen y final de toda búsqueda, individual o colectiva de los hombres. Pero los intentos pacificadores de Roerich y de su discípulo, como los del conde Saint-Germain o del Gran Cagliostro durante la Revolución Francesa, sucumbieron bajo el más temible de los enemigos del hombre: el egoísmo.

El propósito del Pacto y la Bandera de la Paz

Proteger el patrimonio cultural de la Humanidad, (ciencias, artes, religiones) y a las minorías étnicas del rechazo a que se ven sometidos constantemente por aquellos que por ser de otra raza, color, o por el mero hecho de pensar diferente, los marginamos o acosan y los privan de sus derechos más fundamentales, como son, el de la libre expresión y en muchos casos la vida.

Proteger la paz, la belleza y la armonía, y crear las condiciones necesarias para la Nueva Era. Roerich ha enseñado a amar la alegría del servicio, para que la conciencia humana se desarrolle, para que se purifique el ambiente y, mediante la cultura, lucha la paz, para toda la humanidad y para todos los tiempos.

Cultura es amor a la humanidad, es la fragancia, la unidad y la belleza de la vida, es un poder motivador, dirige nuestro esfuerzo hacia el estudio retraído, hacia la perfección y acumulación de todo lo que eleva y refina la conciencia. La cultura posee "omnipotencia como único instrumento para la paz permanente del mundo". Es el medio para adquirir el conocimiento necesario para un entendimiento mutuo con todos nuestros vecinos del mundo. "Conoce a tu vecino".

Apreciar y valorar la cultura puede asegurar el entendimiento mutuo para lograr la necesaria unidad y la paz permanente.

En realidad "la cultura no pertenece a ningún hombre, grupo, nación ni época". Es propiedad común de toda la humanidad y la herencia de las generaciones. Es la creación constructiva del esfuerzo humano. Ella transciende todos los obstáculos, prejuicios e intolerancias. Es la más elevada percepción de la Belleza y del Conocimiento.

Sin cultura no hay verdad, no hay unidad, no hay paz. Al mismo tiempo, la Cultura debe ser enseñada a todas las generaciones y todas ellas deben patrocinarla. Debe ser sagrada e inviolada por la mente y la mano del hombre. La humanidad debe dedicarse a alcanzar esa meta benéfica.

El la actualidad, la Bandera de la Paz es una ONG de las Naciones Unidas, fundada en 1975 y extendida por 75 países, que no representa ninguna ideología política, credo o religión en particular, y que ha sido distinguida por esa Organización debido a su labor a favor de la paz en diferentes países. Así, la obra de Nicolás Roerich fue propuesta al Nobel de la Paz en 1997, en la persona de su presidenta en la actualidad la actriz mexicana Alicia Rodríguez. Nacida en Málaga y exiliada en México, preside el Comité Internacional de la Bandera de la Paz desde 1986, pretendiendo que todos adquieran un compromiso personal con la paz en la vida práctica del día a día.

Quiero terminar con la introducción que hace el escritor Juan G. Atienza en un artículo de Mundo Desconocido de 1979, sobre la vida de N. K. Roerich.

Durante seis días escasos del mes de marzo de 1979, la Universida Autónoma de Madrid organizó, con la colaboración de la embajada de Bulgaria, una tímida exposición en homenaje a la vida y a la obra de Nikolai K. Roerich. Antes de que transcurrieran los seis días previstos, la exposición no tenía un solo visitante y los pocos documentos de que constaba, pegados con esparadrapos a las paredes de la sala, se habían caído sin que nadie se preocupase de volverlos a colocar debidamente. Nadie –o tan pocos que su número no cuenta- había acudido a aquella única, solitaria y silenciosa llamada de reconocimiento a uno de los hombres más representativos del siglo XX.

 

Bibliografía:

- El Corazón de Asia, por Nicolás Roerich

- Shambhala, por Nicolás Roerich

- Revista Agni Yoga 1995

- La Atlántida, por Geoffrey Ashe

- El Viajero del Silencio. La incansable búsqueda de Nikolai Roerich, por Juan G. Atienza (revista "Mundo Desconocido" nº 49)

- Otros artículos de prensa y revistas.

 

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